Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es que debemos llevar al día el mantenimiento del vehículo en un taller especializado. De ello va a depender la estabilidad, la adherencia y nuestra seguridad en una carretera con lluvia.
Una vez en carretera, con la lluvia, el riesgo de sufrir aquaplannig se incrementa exponencialmente, por lo que es recomendable reducir la velocidad en un 20% y aumentar la distancia de frenado respecto al vehículo de delante.
Reducir la velocidad aumenta la capacidad de los neumáticos de drenar el agua. No olvides verificar que el dibujo de las gomas está en óptimas condiciones para garantizar tu seguridad.
En caso de una inesperada frenada, es importante que sueltes el pie del acelerador, mantengas las manos firmes al volante y dejes que el coche reduzca gradualmente la velocidad. En caso de encontrarte en una pendiente descendiente, utiliza una marcha más corta y toca suavemente el pedal del freno si es necesario.
Si puedes evitarlo, no cruces por zonas con charcos o inundadas. Ten en cuenta que el límite para atravesar un tramo inundado está cuando el agua alcanza la mitad de las ruedas. Además, pueden existir agujeros, alcantarillas o otro tipo de obstáculos no visibles por el agua que podrían producir daños al vehículo y poner en peligro tu seguridad.
Si te ves obligado a cruzar una zona inundada es importante que evites tramos con corriente. Conducir en primera te permitirá tener más fuerza de tracción y combatir la resistencia del agua o eventuales obstáculos sumergidos. Conduce a una velocidad constante, sobre los 20 km/h, reducirá las posibilidades de que el escape del coche pueda ser bloqueado por el agua.
Por último, es importante que asegures una correcta visibilidad manteniendo las luces encendidas, incluso durante el día. Si el parabrisas está empañado, puedes utilizar el defroster o el aire acondicionado para garantizar la visibilidad interna.